sábado, 6 de agosto de 2011

Bizcochitos

Me he comprado un puño americano por Ebay. La verdad es que esto de comprar por internet no es lo mio, nunca puedes fiarte, pero estoy contenta. Han sido realmente rápidos, el pedido me llegó justo a tiempo. Y es que tenía visita al oculista. Normalmente siempre aplazo las fechas para las revisiones. Tengo un pánico terrible a todo lo relacionado con los ojos, no lo puedo soportar.

Uno de mis mayores traumas se dio hace unos años con una canción de Kylie Minogue. No por la canción en si, aunque podría haber sido. Me encontraba con mis amigos de entonces en un sitio oscuro, sin ventilación alguna y arena en el suelo. NO PREGUNTEIS. Uno de estos amigos en pleno éxtasis de la canción soltó una patada al aire, con tan mala suerte la mía, que toda la arena que contenía su zapato entró en mi ojo derecho y estuve un día entero con el ojo chungo. Huelga decir que a partir de ese momento se convirtió en mi ex-amigo. Ahora me han dicho que se dedica a bailar aurreskus en bodas. Felicidades!!!


A lo que iba, fui al oculista, con mi recien estrenado puño americano. Al entrar no me dio muy buena impresión, y es que el oculista llevaba un parche en uno de sus ojos. A mi padre, que me acompañaba, por lo visto le hizo mucha gracia y se pasó toda la espera haciendo chistes y leyendo en alto los diplomas que colgaban en la pared. Que si este es del 84 y tu no habías nacido aún, que si este es del 1996, que si el último año de diplomas es el 2002...A mi no hacía más que ponerme nerviosa.

La sorpresa vino cuando entró la enfermera y empezó a hablarme de una forma muy familiar, como si ya me conociera. Sabía de mi pánico a los ojos y conocia al detalle mis anecdotas. Entonces como de la nada, del asiento en el que estaba sentada, aparecieron unos cinturones y correas. La enfermera con total normalidad empezó a abrocharme. Yo no daba crédito. ¿Es que van a mirarme los ojos, o a hacerme una lobotomia? Antes de que esto fuese a mayores le pregunté de qué iba todo eso. Y entonces me respondió si no me acordaba, y empezó a contarme. Por lo visto yo era una leyenda ahi. En mi revisión del 95 necesitaron 2 enfermeras para intentar mantenerme quieta mientras me echaban gotas. En la del 96, 2 de las 3 enfermeras se jubilaron por estres. Y en el 94 aticé con un mangual al oculista en toda la cara, de ahí venía lo del parche...


Entonces de pronto los recuerdos vinieron a mi mente, y me sentí mal. Miraba al puño americano con tristeza, y pensé que ya iba siendo hora, que ya había madurado bastante como para ponerme tan histérica y comportarme así. En cuanto me soltó fue inevitable. Había pagado por ese puño los ahorros que me quedaban, tenía que utilizarlo. No era nada personal con ese oculista, ese puñetazo representaría a todos los pacientes que sufren cada vez que tienen que ir al oculista. Y yo sería como una especie de justiciera . Sentía que era lo correcto, lo que tenía que hacer. Así que le aticé en el otro ojo y salí corriendo con las lentillas de prueba puestas. Mi padre detrás, claro.

Después en casa, intenté explicarle a mi padre lo de la justiciera y todo eso, y me ha castigado. Una semana sin postre y se ha quedado con mi puño americano. Dice que tiene que ir al dentista...